Funciones cognoscitivas del Lóbulo Frontal

Rodolfo Román

Introducción e Historia

  • La comprensión del lóbulo frontal como una estructura esencial para la conducta y la cognición humanas es relativamente reciente en la historia de la neurología.

  • Aunque se reconoció anatómicamente desde las primeras descripciones neuroanatómicas, no fue sino hasta mediados del siglo XX que comenzó a reconocerse su papel central en las funciones ejecutivas, sociales y volitivas.

  • Uno de los hitos históricos más influyentes fue el caso de Phineas Gage, descrito por Harlow en 1868, quien tras una lesión orbitofrontal bilateral, mostró profundos cambios en la personalidad y el juicio social, sin presentar deterioro intelectual evidente. Este caso sentó las bases para relacionar lesiones frontales con alteraciones conductuales y emocionales, lo que más adelante se consolidaría bajo el concepto de “síndromes del lóbulo frontal”​.

Phineas Gage

  • Posteriormente, durante las décadas de 1940 y 1950, se popularizaron las lobotomías frontales como tratamiento para trastornos psiquiátricos, en particular la agitación psicótica.

    • Estas intervenciones, aunque controvertidas y finalmente desechadas por sus consecuencias devastadoras, reforzaron la idea de que el lóbulo frontal regula la conducta social y la iniciativa​.

  • El trabajo de Alexander Romanovich Luria en la segunda mitad del siglo XX fue clave para cimentar el enfoque neuropsicológico del lóbulo frontal.

    • Luria proponía que el cerebro humano tenía 3 estructuras funcionales:

      • 1) El tallo cerebral y el diencéfalo: responsable de regular y mantener el estado de despierto del cerebro

      • 2) Los lóbulos temporal, parietal y occipital: responsables de codificar, procesar y guardar información.

      • 3) El lóbulo frontal: entre cuyas funciones está la programación, regulación y monitoreo del comportamiento humano, la actividad mental y la inhibición de respuestas automáticas.

Alexander Romanovich Luria

Organización Neuroanatómica y Funcional del Lóbulo Frontal

  • El lóbulo frontal es la región más anterior del encéfalo y representa aproximadamente una tercera parte de la corteza cerebral humana. Su delimitación anatómica tradicional incluye todas las áreas anteriores al surco central, abarcando tanto la corteza motora primaria como extensas regiones asociativas, en particular la corteza prefrontal, que es el principal sustrato de las funciones cognitivas superiores​.

  • Desde una perspectiva neuroanatómica, el lóbulo frontal puede subdividirse en tres grandes regiones funcionales:

    1. Corteza motora y premotora: localizadas en el giro precentral y áreas adyacentes, estas regiones están implicadas en la ejecución y planificación del movimiento voluntario.

    2. Corteza prefrontal: situada rostral a las áreas motoras, constituye el centro de integración más complejo para la cognición, la conducta y la emoción.

    3. Corteza orbitofrontal y medial: regiones ventrales del lóbulo frontal con fuertes conexiones límbicas, implicadas en regulación afectiva, valoración de recompensas y control social.

Definición y delimitación de la corteza prefrontal

  • A pesar de que anatómicamente puede considerarse como “el frente del cerebro”, la corteza prefrontal (CPF) es más rigurosamente definida por criterios citoarquitectónicos (presencia de capa IV granular)conectivos (proyecciones desde el núcleo dorsomedial del tálamo)​. Estas definiciones permiten distinguirla de otras áreas agranulares como la corteza premotora.(4)

  • En los humanos, la CPF comprende principalmente las áreas de Brodmann 9, 10, 11, 12, 44, 45, 46 y 47. Su organización funcional puede dividirse en regiones dorsolateralesorbitofrontalesventromediales, y cinguladas anteriores, cada una con perfiles de conectividad y roles funcionales particulares​.

Vistas lateral y medial del hemisferio izquierdo, mostrando áreas de Brodmann coloreadas.

Imagen tomada del libro: Cognitive Neuroscience. The biology of mind. Michael S. Gazzaniga.

Subdivisiones funcionales y sus correlatos clínicos

  • CPF dorsolateral (BA 9 y 46): clave para la memoria de trabajo, planificación, inhibición de respuestas y resolución de problemas. Su disfunción genera el llamado síndrome disejecutivo, caracterizado por desorganización, apatía y dificultades en la resolución de tareas complejas​.

  • CPF orbitofrontal (BA 10, 11, 47): con amplias conexiones al sistema límbico, modula el juicio social, el control de impulsos y la valoración afectiva. Lesiones en esta región dan lugar a la sociopatía adquirida, desinhibición y comportamientos inapropiados, como fue documentado en el famoso caso de Phineas Gage​.

  • CPF ventromedial y cingulada anterior (BA 24, 25, 32): regulan la motivación, el conflicto cognitivo y la respuesta emocional. Daños aquí pueden causar abuliaakinesia o afectación en la monitorización de errores​​.

  • CPF frontopolar (BA 10): la más anterior del cerebro humano, involucrada en la metacognición (la habilidad para controlar sus propios pensamientos), la planificación de objetivos múltiples y el razonamiento abstracto. Su expansión en la evolución humana ha sido relacionada con capacidades como la prospección y la moralidad​.

Circuitos cortico-subcorticales del lóbulo frontal

  • La corteza prefrontal ejerce su influencia sobre la cognición, el comportamiento y la emoción a través de circuitos anatómicamente definidos y funcionalmente especializados, que conectan la corteza con los núcleos basales, el tálamo y nuevamente la corteza.

    • Estos circuitos fronto-subcorticales están organizados en bucles paralelos, cada uno con un rol específico. Los más relevantes para la neurología cognitiva son:

1. Circuito dorsolateral prefrontal (DL-PFC)

  • Origen cortical: Áreas de Brodmann 9 y 46.

  • Funciones: Memoria de trabajo, planificación, razonamiento abstracto, flexibilidad cognitiva, resolución de problemas.

  • Trayectoria Neuroanatómica del Circuito

    • Corteza DL-PFC (Brodmann 9 y 46)

    • Proyecciones glutamatérgicas hacia la cabeza dorsolateral del núcleo caudado

    • Salida del núcleo caudado hacia:

      • Globo pálido interno lateral (Gpi)

      • Sustancia negra reticulada (SNr)
        (Vía GABAérgica inhibitoria)

    • Proyección hacia el núcleo dorsomedial del tálamo (Vía talámica principal en este circuito)

    • Retorno al DL-PFC, cerrando el bucle cortico-subcortical

  • Síndrome clínico asociado: Síndrome disejecutivo frontal, con desorganización, distractibilidad, dificultades en planificación y estrategias.

2. Circuito orbitofrontal (OFC)

  • Origen cortical: Áreas de Brodmann 10, 11 y 47.

  • Funciones: Regulación emocional, juicio social, inhibición de conductas impulsivas, toma de decisiones afectiva.

  • Trayectoria: OFC → núcleo accumbens y caudado ventromedial → globo pálido interno medial y SNr → tálamo ventral anterior magnocelular → retorno a OFC.

  • Síndrome clínico asociado: Síndrome orbitofrontal, caracterizado por desinhibición, labilidad emocional, imitación, conducta de utilización y alteraciones sociales severas.

3. Circuito cingulado anterior (ACC)

  • Origen cortical: Área de Brodmann 24.

  • Funciones: Motivación, iniciativa, monitorización de errores, aprendizaje por refuerzo, control emocional.

  • Trayectoria: ACC → estriado ventral (incluye núcleo accumbens) → pálido ventral y SNr → núcleo mediodorsal del tálamo → retorno a ACC.

  • Síndrome clínico asociado: Síndrome cingulado anterior, que puede manifestarse como abulia, mutismo acinético, apatía profunda, o pérdida de motivación espontánea.

Funciones cognoscitivas del Lóbulo frontal

A continuación, describiremos las funciones cognoscitivas del lóbulo frontal e iremos explicando cómo evaluarlas en la práctica clínica, y asimismo explicando cómo se presenta el paciente con disfunción de las mismas .

FUNCIONES EJECUTIVAS

  • Las funciones ejecutivas son una constelación de habilidades cognitivas con las que la persona es capaz de generar pensamientos, formular planes y guiar su comportamiento de acuerdo con esos planes e inhibir lo que es irrelevante.

  • El término función ejecutiva fue acuñado por Lezac, inicialmente circunscrito a la planeación, establecimiento de meta, iniciación de acción, inhibición y verificación.

  • Welsh y Penninton definen las funciones ejecutivas como “la capacidad de mantener una disposición adecuada para la resolución de problemas con el fin de alcanzar una meta futura”.

  • Así pues, podemos resumir los principales componentes de las funciones ejecutivas en:

    • Planeación

    • Iniciación

    • Control inhibitorio

    • Flexibilidad mental

    • Memoria de trabajo

    • Fluidez

Planeación

  • Es la capacidad para identificar y organizar los pasos necesarios para llegar a una meta.

  • Representa la habilidad para desarrollar pasos, identificar el material necesario y el tiempo límite para ejecutar un plan.

  • El daño a la corteza prefrontal dorsolateral (CPFDL) se ha asociado alteraraciones en la planeación, dificultad para iniciar una actividad y problemas para afrontar situaciones complejas.

  • La prueba más ampliamente utilizada para evaluar la planeación es la TORRE DE LONDRES.

  • TORRE DE LONDRES

  • Mide la capacidad de planeación del individuo

  • Se le solicita al sujeto que acomode los bloques en una configuración deseada en la menor cantidad posible de movimientos.

Imagen obtenidal del libro “Cognitive Neurological Examination. A Clinico-Anatomical Appoach”. James Jose. Neurology Alumni Association of Malbar (NAAM) 2017.

Iniciación

  • La iniciación es la capacidad para iniciar una tarea

Control inhibitorio

  • Es la capacidad del individuo para suprimir o interrumpir una respuesta previa. Asimismo, representa la capacidad para resistirse a la distracción por parte de estímulos externos.

  • Por lo tanto, un paciente con pobre control inhibitorio se mostrará impulsivo, descuidado e intrusivo.

  • Las áreas anatómicas repsonsables del control inhibitorio son la cortesar prefrontal lateral (CLPF), el cíngulo anterior y los núcleos basales.

  • Pruebas comunes para evaluar el control inhibitorio

    1. Prueba Go/No-Go
      Por ejemplro, en el Frontal Assessment Battery (FAB), la subprueba de Go–No Go está adaptada como una tarea conductual motora sencilla que permite evaluar el control inhibitorio sin necesidad de materiales complejos.

    2. “Cuando yo golpeo 1 vez, debe golpear 1 vez”; para asegurar que comprendió la instrucción, se hace una serie de 3 ensayos: 1-1-1. “Cuando yo golpeo 2 veces, no debe golpear“; para asegurar que comprendió la instrucción, se hace una serie de 3 ensayos: 2-2-2. El examinador realiza la siguiente serie: 1-1-2-1-2-2-2-1-1-2.

      1. Puntaje: sin errores = 3; 1 o 2 errores = 2; más de 2 errores = 1; golpea igual que el examinador al menos 4 veces seguidas = 0

    3. Test de Hayling
      Es una herramienta lingüística diseñada para evaluar el control inhibitorio en el lenguaje y la capacidad de generar respuestas apropiadas.

      • Aplicación: El test consta de dos partes. En la primera, se presentan frases incompletas y el paciente debe completarlas con una palabra lógica (por ejemplo: "Juan fue al mercado a comprar... manzanas"). En la segunda parte, se le pide al paciente que complete frases similares con una palabra que no tenga ningún sentido lógico en ese contexto (por ejemplo: "Juan fue al mercado a comprar... paraguas").

      • Interpretación: Las dificultades para generar respuestas ilógicas en la segunda parte reflejan problemas en la inhibición de respuestas automáticas, revelando un control inhibitorio deficiente.

    4. Test de Stroop (también ampliamente utilizado)
      Evalúa la capacidad para suprimir una respuesta automática (leer una palabra) en favor de una menos automática (nombrar el color de la tinta con el que está escrita la palabra).

      • Por ejemplo, si la palabra "ROJO" está escrita en tinta azul, el paciente debe decir "azul", no "rojo".

      • Errores o latencias aumentadas en esta tarea se asocian con dificultades en el control atencional e inhibitorio.

Imagen obtenidal del libro “Cognitive Neurological Examination. A Clinico-Anatomical Appoach”. James Jose. Neurology Alumni Association of Malbar (NAAM) 2017.

Flexibilidad mental

  • Es la la capacidad de adaptarse a demandas ambientales cambiantes, alternar entre diferentes estrategias de resolución de problemas y modificar el curso del pensamiento o de la acción ante nuevas situaciones. Es esencial para un comportamiento adaptativo y fluido en contextos complejos o novedosos.

  • Las áreas anatómicas responsables de esta función son la corteza prefrontal lataeral (CPFL), la cortesa orbitofrontal y las corterzas parietales, así como los núcleos de la base y el cerebelo.

    • Corteza prefrontal lateral (PFC dorsolateral): clave para el monitoreo y actualización de reglas.

    • Corteza orbitofrontal: relevante para la evaluación de resultados y ajuste conductual.

    • Corteza parietal posterior: implicada en la atención dirigida y el cambio de foco.

    • Ganglios basales: modulan la selección y supresión de respuestas.

    • Cerebelo: participa en la regulación temporal y ajuste fino de la conducta.

  • Pacientes con alteraciones en esta función pueden presentar:

    • Comportamiento rígido o perseverante.

    • Dificultad para cambiar de tarea, de estrategia o de tema de conversación.

    • Escasa adaptación a normas sociales nuevas o a entornos desconocidos.

    • Toma de decisiones repetitiva o ineficaz, incluso ante evidencia de fracaso.

  • Este tipo de sintomatología es frecuente en pacientes con:

    • Lesiones del lóbulo frontal (especialmente dorsolateral)

    • Demencia frontotemporal

    • Enfermedad de Parkinson y otras enfermedades de los ganglios basales

    • Esquizofrenia

    • Trastornos del neurodesarrollo (como el TDAH o TEA)

  • Evaluación neuropsicológica:

    Test de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin (Wisconsin Card Sorting Test, WCST):

    • Es la prueba más reconocida para evaluar flexibilidad cognitiva.

    • Evalúa la capacidad del paciente para descubrir una regla de clasificación, aplicar esa regla, y luego modificarla cuando el criterio cambia sin previo aviso.

    Aplicación:

    • Se le presentan al paciente cartas que deben emparejarse según un criterio (color, forma o número).

    • El examinador no indica la regla directamente, sino que da retroalimentación ("correcto" o "incorrecto").

    • Una vez que el paciente acierta varias veces, la regla cambia y el paciente debe adaptarse a la nueva lógica.

    Indicadores de deterioro:

    • Aumento de errores perseverativos (mantener la regla antigua).

    • Dificultad para identificar nuevos criterios de clasificación.

    • Bajo número de categorías completadas.

Imagen obtenidal del libro “Cognitive Neurological Examination. A Clinico-Anatomical Appoach”. James Jose. Neurology Alumni Association of Malbar (NAAM) 2017.

Memoria de Trabajo

  • Es un proceso cognitivo fundamental para el funcionamiento ejecutivo eficiente y para la participación adecuada en las actividades cotidianas. Se refiere a la capacidad para mantener y manipular información de manera temporal con el objetivo de realizar tareas complejas como la comprensión, el aprendizaje y el razonamiento.

  • Implica la capacidad para procesar temporalmente y manipular nueva información visual o auditiva en la mente.

  • Modelo de Baddeley:

    Según el modelo multicomponente de Alan Baddeley, la memoria de trabajo es un sistema de capacidad limitada compuesto por varios subsistemas:

    • Bucle fonológico: para el almacenamiento temporal de información verbal.

    • Agenda visoespacial: para la manipulación de imágenes mentales y ubicaciones.

    • Ejecutivo central: encargado de la atención, la coordinación de los sistemas subordinados y la manipulación de la información.

    • Buffer episódico (componente añadido posteriormente): permite integrar información de múltiples fuentes en una representación coherente.

  • El funcionamiento de la memoria de trabajo depende de una red distribuida que incluye:

    • Corteza prefrontal dorsolateral (CPF-DL): principal centro de control y manipulación activa de la información.

    • Corteza cingulada anterior: implicada en la supervisión de conflictos y el control atencional.

    • Corteza parietal: importante para el mantenimiento de la información.

    • Corteza temporal medial y el hipocampo: esenciales para la interacción con la memoria episódica.

    • Ganglios basales: ayudan a seleccionar y actualizar la información relevante.

  • Los pacientes con alteraciones en la memoria de trabajo suelen presentar:

    • Dificultad para recordar instrucciones que acaban de recibir.

    • Tendencia a perder el hilo de una conversación o tarea.

    • Problemas para realizar cálculos mentales o planificar acciones encadenadas.

    • Sensación de frustración o sobrecarga cognitiva, especialmente en entornos con múltiples estímulos.

  • Estas alteraciones son frecuentes en:

    • Lesiones del lóbulo frontal, especialmente dorsolateral.

    • Demencia frontotemporal y enfermedad de Alzheimer en etapas iniciales.

    • TDAHesquizofrenia, y enfermedad de Parkinson.

  • Pruebas neuropsicológicas para evaluar la memoria de trabajo:

    1. Span de dígitos en orden inverso

      • Parte del WAIS (Wechsler Adult Intelligence Scale).

      • El examinador lee una serie de números y el paciente debe repetirlos en orden inverso.

      • Evalúa tanto el almacenamiento (memoria a corto plazo) como la manipulación activa de la información (memoria de trabajo).

    2. Subprueba “Letras y Números” (WAIS)

      • Se presenta al paciente una secuencia combinada de letras y números (por ejemplo: “B–3–A–1”) y se le pide que reorganice la secuencia diciendo primero los números en orden ascendente, luego las letras en orden alfabético (por ejemplo: “1–3–A–B”).

      • Exige alta carga de manipulación mental y atención sostenida.

Otras funciones cognitivas del lóbulo frontal

Multitarea (Multitasking)

  • Es la capacidad que tiene una persona para realizar varias tareas de manera simultánea o para alternar entre distintas actividades con eficiencia, con el fin de cumplir múltiples metas y sub-metas en paralelo. Esta capacidad es una expresión compleja de la función ejecutiva superior, e implica la planificación dinámica, la memoria de trabajo, el control atencional y la flexibilidad cognitiva.

  • El córtex prefrontal anterior (frontal polar), particularmente la área de Brodmann 10 (BA10), juega un papel fundamental en la capacidad de multitarea. Esta región se considera una de las más evolucionadas filogenéticamente en el ser humano y se asocia con funciones metacognitivas y autorregulación.

    • Estudios de neuroimagen funcional (fMRI) han demostrado una activación significativa del BA10 durante tareas que requieren:

      • Alternancia entre contextos cognitivos.

      • Mantenimiento simultáneo de múltiples representaciones mentales.

      • Supervisión de metas a largo y corto plazo.

    • El daño al córtex frontopolar (BA10) se ha asociado con:

      • Dificultades severas para gestionar tareas múltiples.

      • Incapacidad para retomar tareas interrumpidas.

      • Tendencia a la desorganización conductual, incluso con una inteligencia general preservada.

Metacognición

  • Implica la capacidad de reflexionar sobre los propios procesos mentales, incluyendo la evaluación y monitoreo del propio conocimiento, razonamiento, memoria, aprendizaje y conducta.

  • Es, en esencia, la capacidad para controlar nuestros propios pensamientos.

  • La metacognición depende principalmente de regiones del lóbulos frontal, en particular:

    • Corteza prefrontal dorsomedial y dorsolateral

    • Corteza frontopolar (área de Brodmann 10)

    • Corteza cingulada anterior (monitoreo del error y conflicto)

    • Conectividad con redes parietales y temporales involucradas en el acceso a representaciones internas

  • Los pacientes con lesiones del lóbulo frontal —como ocurre en traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, tumores o enfermedades neurodegenerativas— pueden presentar alteraciones metacognitivas que incluyen:

    • Sobreestimación de sus capacidades cognitivas, funcionales o sociales.

    • Negación de déficits evidentes, lo que puede dificultar la adherencia a tratamientos o estrategias de compensación.

    • Bajo insight clínico, es decir, escasa conciencia de enfermedad o del impacto de sus síntomas.

    • Escasa capacidad de monitoreo durante tareas cognitivas, con dificultad para detectar errores o para cambiar de estrategia ante el fracaso.

  • unque no siempre se evalúa sistemáticamente, existen herramientas y observaciones clínicas útiles:

    1. Comparación entre rendimiento objetivo y autovaloración del paciente:

      • Tras realizar una prueba cognitiva, se le puede preguntar al paciente: “¿Qué tan bien crees que te fue?” y luego contrastar con los resultados reales.

      • Una sobreestimación sistemática sugiere alteración metacognitiva.

    2. Juicio de aprendizaje (Judgment of Learning, JOL):

      • El paciente predice qué tanta información recordará más adelante tras estudiar una lista de palabras o ítems. El desfase entre predicción y desempeño real es indicativo de déficits.

    3. Insight Rating Scale o escalas como la Self-Awareness of Deficits Interview (SADI):

      • Permiten medir de forma más estructurada el grado de conciencia del paciente respecto a sus déficits.

Teoría de la Mente (ToM)

  • La Teoría de la Mente (ToM, por sus siglas en inglés) es la capacidad cognitiva de atribuir estados mentales a los demás, incluyendo pensamientos, creencias, intenciones, deseos y emociones, reconociendo que estos pueden ser distintos a los propios.

  • Esta habilidad nos permite predecir y comprender el comportamiento de otras personas, y es fundamental para la interacción social, la empatía y el juicio moral.

  • La ToM depende de una red cerebral específica, que incluye:

    • Corteza prefrontal medial (mPFC)

    • Unión temporoparietal (TPJ) derecha

    • Corteza cingulada anterior

    • Corteza orbitofrontal

    • Amígdala (en el procesamiento emocional de las intenciones)

    • Surco temporal superior (STS)

  • Los pacientes con alteraciones en la Teoría de la Mente pueden mostrar:

    • Conducta social inadecuada o insensible (por ejemplo, no reconocer ironía, sarcasmo o dobles intenciones).

    • Incapacidad para identificar engaños o situaciones socialmente inapropiadas (como un faux pas).

    • Empatía reducida, lo que puede llevar a actitudes frías, impulsivas o desinhibidas.

    • Juicio moral alterado, con respuestas exageradamente rígidas o inadecuadas.

    Este tipo de deterioro es característico de:

    • Demencia frontotemporal (variante conductual)

    • Trastorno del espectro autista (TEA)

    • Esquizofrenia

    • Traumatismos craneoencefálicos con daño orbitofrontal

    • Algunos casos de epilepsia del lóbulo temporal o frontal

  • La ToM se puede evaluar de distintas maneras. A continuación resumo algunas:

    • Pruebas de creencias falsas (false-belief tasks)

      • Evaluación clásica en niños; también adaptada para adultos.

    • Test del faux pas

      • Presenta historias donde un personaje comete un error social; el paciente debe identificar si se dio cuenta del error y por qué fue inapropiado.

    • Reading the Mind in the Eyes Test (Baron-Cohen)

      • El paciente debe identificar el estado emocional o mental de una persona solo observando la expresión de sus ojos.

      • Con este Test también se está evaluando la empatía.

    • Historias de engaño o de doble intención

      • Requieren inferencia de las verdaderas motivaciones detrás de un comportamiento indirecto o manipulador.

PUNTOS PARA LLEVAR A TU PRÁCTICA CLÍNICA

  1. El lóbulo frontal es esencial para la conducta, la cognición y la emoción. Su lesión puede alterar funciones ejecutivas, motivación, juicio social y control de impulsos, sin necesariamente afectar el coeficiente intelectual.

  2. El caso de Phineas Gage marcó el inicio de la neurología conductual. Lesiones orbitofrontales pueden alterar profundamente la personalidad con preservación de otras funciones cognitivas.

  3. La corteza prefrontal (CPF) se organiza en regiones funcionales:

    • Dorsolateral: planificación, memoria de trabajo, resolución de problemas.

    • Orbitofrontal: juicio social, inhibición, regulación emocional.

    • Ventromedial y cingulada anterior: motivación, monitorización de errores, conflicto cognitivo.

    • Frontopolar (BA10): multitarea, metacognición, razonamiento abstracto.

  4. Los circuitos fronto-subcorticales regulan funciones específicas:

    • Circuito dorsolateral: síndrome disejecutivo (desorganización, distractibilidad).

    • Circuito orbitofrontal: desinhibición, sociopatía adquirida.

    • Circuito cingulado anterior: abulia, mutismo acinético.

  5. Evalúa las funciones ejecutivas con herramientas clínicas dirigidas:

    • Planeación: Torre de Londres.

    • Control inhibitorio: Go/No-Go, Hayling, Stroop.

    • Flexibilidad mental: Wisconsin Card Sorting Test.

    • Memoria de trabajo: Span inverso, Letras y Números (WAIS).

  6. La multitarea y metacognición dependen del BA10. Lesiones frontopolares alteran la capacidad para alternar tareas, supervisar metas y retomar acciones interrumpidas.

  7. La Teoría de la Mente (ToM) también se aloja en el lóbulo frontal. Su alteración se expresa como empatía reducida, juicio moral inadecuado y fallos en reconocer intenciones ajenas (evaluables con el Faux Pas Test o el Reading the Mind in the Eyes Test).

  8. La evaluación debe integrar pruebas objetivas y observaciones clínicas. Contrastar autovaloración con rendimiento real permite detectar alteraciones en la conciencia de déficit (insight).

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